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Otro año sin Tour Colombia: ¿Cuánto vale el deporte en el país?

Todos los países del mundo se pelean por ser las sedes de eventos deportivos. Y no estamos hablando de los Juegos Olímpicos o el Mundial de Fútbol, los acontecimientos más importantes en el mundo del deporte. España, por ejemplo, es uno de los países que acoge más carreras de ciclismo y apuesta por las competencias nacientes. No solo en ruta, también en otras modalidades.

Cuando un país compite contra otro para ganarse la sede de un evento deportivo no lo hace por capricho. Además de tener el honor de recibir a los mejores del mundo en la disciplina que sea, hay muchas otras cosas detrás. Y hay que ser o muy ciego o muy tonto para no verlo, para no tener la visión de progreso que tienen quienes invierten y destinan dinero, esfuerzo y apoyo para el deporte.

Claramente no es eso lo que pasa en Colombia. Este no es un país de dirigentes con cultura deportiva. Tal vez no tienen ningún tipo de cultura. También es un país de dirigentes sin visión, sin la inteligencia necesaria para entender que cuando se acoge un evento deportivo, la economía por medio del turismo, comercio, transporte, servicios, finanzas, industria, comunicaciones, no tiene otra alternativa diferente a crecer.

Primero pasó con los Juegos Panamericanos, que para nuestro continente son los más importantes después de los Olímpicos. Se decidió que no se hacían cuando ya Barranquilla tenía ganada la sede. Colombia incumplió los pagos, no quiso responder a los llamados de Panam Sports y dejó pasar una oportunidad inmejorable de progreso y desarrollo deportivo y económico.

El turno ahora es para el Tour Colombia. La carrera 2.1 de ciclismo que nació en el año 2018 y que se llevó a cabo con éxito en las cuatro ediciones que tuvo. Pasaron por Colombia Julian Alaphilippe, Richard Carapaz, Christopher Froome, Alexey Lutsenko, Mark Cavendish, Egan Bernal, Nairo Quintana, Daniel Martínez, Sergio Higuita. Y como invitados Alberto Contador y Alejandro Valverde.

Se hizo en varias regiones del país que pudieron dar a conocer sus productos y servicios y, lo más importante, tras estar en el Tour Colombia, varias estrellas del World Tour, quisieron venir al país a hacer entrenamientos de altura para prepararse para las carreras más importantes del mundo, incluidas las tres grandes, Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta a España. Esto no se supo aprovechar, no se le supo dar la importancia que tenía. Solo se dejó pasar.

La Federación Colombiana de Ciclismo explica en el comunicado en el que oficializa la cancelación del Tour Colombia, que sigue trabajando de la mano del Ministerio del Deporte y que su compromiso con el ciclismo permanece intacto. Que el Tour no va por las dificultades económicas del país y porque los recursos que hay serán destinados a, “la promoción del ciclismo base y en el fortalecimiento del calendario nacional e internacional de competencias, con el objetivo de seguir impulsando el desarrollo de nuevos talentos y fomentar el crecimiento del deporte en todas las regiones del país”.

Surgen varias preguntas. ¿El país no ha tenido siempre dificultades económicas? ¿No se supone que a lo que se destinarán ahora los recursos es el trabajo principal de la Federación apoyada por el Ministerio y que se debe dar por sentado que independientemente del Tour ese trabajo se debió hacer, no solo ahora ni en el 2025, sino desde siempre?

Si ha sido así ¿Dónde están los nuevos talentos? ¿Dónde está el desarrollo estructural del ciclismo? ¿Dónde están los avances tecnológicos, con los que en Europa nos llevan por lo menos unos 20 años de ventaja? ¿Dónde están los centros especializados en formar ciclistas profesionales? ¿Dónde está la fuerza humana de formadores, nutricionistas, masajistas con el conocimiento del trabajo europeo?

Son preguntas serias para la Federación Colombiana de Ciclismo y para el Ministerio del Deporte (no pudimos hablar con la ministra Luz Cristina porque está enferma). El problema es que nunca serán contestadas porque a este país sin visión y sin deseo de progreso, no le importa nada levantar deportistas de alto rendimiento. Solo le importa que ganen como sea y hacerse parte de sus victorias de forma entrometida e irrespetuosa.

Una muestra de esto es el recorte presupuestal al que se verá sometido el deporte y ante el que que solo Nairo Quintana se ha pronunciado. El Ministerio del Deporte estima un presupuesto de 460 mil millones de pesos a partir del año 2025 es decir que se le quitarán al deporte 900 mil millones de pesos.

Un llamado a la empresa privada. Sería muy injusto decir que no ha apoyado al deporte, pero no lo suficiente. Es claro que un empresario espera que su apoyo haga crecer su negocio y que saque ventajas económicas considerables y por eso la mayoría de veces apoyan a quienes ya están consolidados, incluso a los grandes ganadores. El llamado es a apoyar desde la base y a incentivar las competencias, tanto las nuestras como las que vienen de afuera.

Por último, un aparte especial para los deportistas. Siempre ellos. Los más perjudicados con esto. Sin dinero y sin apoyo dando todo por sus familias y por el país. Un país aprovechado, desagradecido y para el que el deporte no tiene ningún valor.

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