Del ‘muletazo’ de Palermo al de Rodallega en el Atanasio
Dos similitudes y dos diferencias. Goles épicos y catárticos que ratifican que el fútbol va más allá de un simple juego.


Del 24 de mayo del año 2000, al 30 de junio del 2025 han pasado 25 años y seis días para que se repitiera un gol de esos que entran en la historia del fútbol. Martín Palermo fue el primero en demostrar que el corazón va más allá de la razón al momento de hacer un gol, lo mismo hizo Hugo Rodallega, esta vez para darle un título a Santa Fe.
“El fútbol es una suerte de adicción”, dijo el escritor argentino Eduardo Sacheri en una entrevista para ‘Jot Down’ y tiene razón, pues los hinchas, periodistas y hasta el más desinteresado siempre preguntarán por el resultado de un partido importante. En este caso un Superclásico o una final por un título. Lo del Titán y Hugol hace parte de esa necesidad catártica que el ser humano encuentra en goles así.
Rodallega, un símil de Palermo
Lo que hizo Hugo ante el Medellín para darle el título a Santa Fe revivió el recuerdo de lo que había hecho hace 25 años Martín Palermo con Boca para marcar el tercero y sellar la goleada que le dio el paso al Xeneize a la semifinal de la Libertadores del 2000.

Una historia que dio la vuelta al mundo, al igual que el gol de Rodallega, todo porque el Titán entró desde el banco después de superar una lesión de ligamentos y estando seis meses inactivo, recibió la pelota cerca del punto penal por parte de Battaglia, se volteó y remató al palo derecho de Bonano, quien no pudo hacer nada para evitarlo.
Una de las diferencias en los dos históricos goles fue el lugar desde donde llegó la pelota para los delanteros. A Martín le llegó desde la izquierda y a Hugo desde la derecha, además de que Rodallega fue el que empezó la jugada y al ver como Edwar López fue dejando rivales en el camino sacó fuerza para entrar al área, pedirla y definir con frialdad ante un Aguerre vencido.
Del júbilo en La Bombonera, al silencio en el Atanasio
La otra diferencia estuvo en como se vivieron en los estadios. Palermo impulsado por el aliento de su gente marcó para colapsar La Bombonera y que temblara más de lo habitual, “parece cine, parece un cuento de hadas”, dijo Varsky en medio de la transmisión por TV.
Mientras que, en el Atanasio fue un momento sepulcral para los hinchas del Medellín que veían como otra vez se les escapaba un título en casa, un silencio de 45 mil hinchas en el que los pocos santafereños que infiltrados entraron gritaban por dentro para evitar ser vulnerados.
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Para rematar con esta frase del gran escritor uruguayo, Eduardo Galeano. “¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales". Hugol, como el Titán se ha metido en la historia del fútbol mundial, para que al final sus detractores la cuenten como quieran, pero no es fácil que un gol genere tanto revuelo en el planeta.
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