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Jorge Bermúdez

Así destroza tácticamente el PSG de Luis Enrique a sus rivales

En octavos de final el PSG de Luis Enrique mandó un mensaje a Europa y al mundo. Quiere ser algo más que el eterno favorito. Y más allá de eliminar al poderoso Liverpool el equipo parisino exhibió un fútbol de alto nivel que legitima sus aspiraciones. En la ida de octavos ante Liverpool, que fue un “Bocatto di cardinale”, el PSG destrozó tácticamente (no en el resultado porque fue 0-1 en contra) al equipo de Slot con la fórmula 325.

Con balón, tres en la iniciación (Marquinhos, Pacho y Vitinha, o Mendes, o Neves). Pueden variar los nombres por los intercambios de ubicaciones, pero siempre 3. Marquinhos y el de la izquierda (Vitinha o Mendes o Neves) cerrando o atrayendo hacia el centro a los extremos rivales. Pacho fijando al centro delantero. Y Ruíz más otro, u otros, juntándose a estos para concentrar aún más al rival por dentro y provocar superioridad numérica en la base y así liberar mucho espacio por fuera para que los externos terminen recibiendo y jugando con ventaja. Ahora, si los extremos rivales se abren para dar apoyo por fuera, se producirá espacio por dentro para el pase interior a una altura superior y de esta manera avanzar-progresar por carriles centrales.

Dos bien abiertos con altura intermedia como punto de partida, Hakimi o Dembele a derecha y Mendes o Barcola a izquierda, para recibir el balón que viene de dentro con ventaja y jugarse el 1 contra 1, debido a que los extremos (Kvaratskhelia y el propio Barcola) fijan y cierran a los laterales adversarios. Aquí se juegan el duelo o esperan a que los oponentes vayan fuera y al moverse o desplazarse dentro-fuera, liberen espacios por dentro para volver a llevar la pelota a pasillos centrales y así tener una circulación elevada, a gran ritmo de balón, que desgasta mental y energéticamente a los que corren detrás del cuero.

Y cinco por dentro en alturas superiores a los tres de iniciación para contribuir a conservar, tejer y juntar rivales por dentro.

En resumen, el PSG de Luis Enrique cierra al rival para ir por fuera y lo abre para ir por dentro. Pero todo hecho a gran velocidad de balón para aprovechar los micro espacios que se originan al llevar el balón de un lado a otro y mover al rival de un lado a otro. Y hay una más. Lo atrae para luego atacarle sus espaldas. El futbol que siente, gusta y mamó siempre Luis Enrique.

A todo esto estructural súmele la energía, el derroche para movilidad y desmarque permanente, las permutas de ubicaciones, el contrapressing, la insistencia…, que también le inyecta a su jugar. Un equipo de autor.

Ya sin las estrellas (Messi, Mbappe y Neymar) del reciente pasado que se miraban y se decían cuando jugaban juntos, “si este no corre yo tampoco voy a correr”. ¿Le aguantará al PSG para llegar a la final y ganar la anhelada Champions con este grupo de obreros y trabajadores humildes?

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