Con Modric, un viaje al pasado

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Entrevistar a Luka Modric, tal y como lo hemos hecho el director de France Football, Pascal Ferré, y un servidor, no es una experiencia cualquiera. Nos pareció un viaje al pasado, un bendito y dulce pasado. Cuando los futbolistas sólo pensaban en el juego y no estaban obsesionados con sus estadísticas personales ni con el número de seguidores que podrían conseguir en las redes sociales. Cuando pasaban de asesores de imagen y de comunicación y disfrutaban al contar su pasión por su deporte sin que, al cabo de quince minutos, cuatro personas destinadas a controlar su discurso vinieran a enseñarte el reloj.

Cuando los jugadores preferían brillar en el campo como estrellas de cine pero, una vez terminado el partido, volvían a casa para vivir, en familia, la vida normal de cada uno. Cuando afirmar “no voy a decir que me merezco el Balón de Oro” no era considerado como un signo de debilidad o por lo menos un error de estrategia. Modric no es de este mundo cuando coge la pelota, ya lo sabíamos. Pero tampoco es de esta época.

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