Los 50 mejores deportistas mundiales
Con motivo de su 50 aniversario, el Diario AS elabora el ránking de quiénes han sido los mejores deportistas del planeta dede la creación del periódico. Estos son los elegidos.
Para elegir a los 50 mejores deportistas del mundo en los últimos 50 años seguimos el mismo criterio que para los españoles. Hicimos en la redacción de AS una lista previa de 100 atletas, la publicamos en la web de As como encuesta y dimos a los lectores de AS la oportunidad de hacer el ranking definitivo de los 50 mejores con una consulta abierta entre junio y octubre.
El podio de los tres más votados ha terminado ocupado por Michael Jordan, Usain Bolt y Michael Phelps. La primera mujer es Nadia Comaneci en el noveno puesto; la segunda, Serena Williams en el decimonoveno; y la tercera, Yelena Isinbáyeva en el vigesimosexto, dentro de un ranking en el que al final solo aparecen cinco mujeres.
Hay representantes de diecisiete deportes diferentes y el que tiene más representación es el atletismo, con nueve deportistas. Detrás están el baloncesto con ocho, el fútbol con siete y el tenis con seis. Llama la atención el gran peso que tiene la NBA para nuestros lectores. No solo han elegido a Michel Jordan como mejor deportista; Magic Johnson, Lebrón James, Kobe Bryant, Larry Bird, Kareem Abdul-Jabbar, Drazen Petrovic y Arvydas Sabonis también aparecen en la lista. Por continentes, el más representado es el americano con veintiséis. Detrás está el europeo con diecinueve, África con cuatro y Oceanía con uno.
Los lectores de AS también han decidido que el mejor futbolista no es ni Pelé, ni Maradona, ni Cruyff, que junto a Di Stéfano suelen formar el póker de ases de este deporte en la historia. Messi aparece ya por delante de todos ellos y Cristiano Ronaldo tampoco está lejos. Otro detalle llamativo es la presencia de deportistas que no practican deportes demasiado populares en nuestro país como el surfista Kelly Slater o el quarterback de la NFL Tom Brady.
A continuación, y en orden inverso, aparece un retrato de todos ellos que sirve para dar una visión muy completa de lo que ha sido el deporte mundial en las últimas cinco décadas.50
Un lituano de 2,21 que botaba y corría como un base, lanzaba como un alero e intimidaba bajo el aro como un pívot pero llegó tarde a la NBA.
En los primeros años de la década de los ochenta, apareció en el planeta Tierra un chavalito lituano que medía 2,21, jugaba en el Zalguiris Kaunas, botaba el balón y corría por la cancha como un base, lanzaba a canasta desde cualquier distancia como un alero y dominaba el aro como un pívot. Un jugador total que asombró al mundo desde el primer día.
Muchos equipos de la NBA soñaron con incorporar ese diamante de inmediato y fue elegido sucesivamente por los Atlanta Hawks y los Portland Trail Brazers en los drafts de 1985 y 1986, pero el régimen soviético se negó a permitirle la salida hasta 1989, cuando pensaban que una rotura del tendón de Aquiles sufrida tres años antes había terminado definitivamente con su carrera.
Sin embargo, Sabonis se recuperó en el Fórum Valladolid y en el Real Madrid para seguir siendo el mejor pívot europeo de quizá toda la historia. Sus problemas físicos, también con las rodillas, habían mermado su prodigiosa movilidad y velocidad de los primeros años, pero nunca dejó de ser un portento técnico y un intimidador nato.
Después de ganarlo todo en Europa, incluido el Oro olímpico en 1988, el Mundonasket en 1982, el Eurobasket en 1985 y la Euroliga con el Madrid en 1995, hizo realidad el sueño de jugar en la NBA a los 31 años. Militó en los Portland Trail Brazers durante siete temporadas entre 1995 y 2003 y en todas ellas alcanzó los playoffs, aunque el equipo nunca llegó a jugar una final con él.
Los aficionados de los Brazers siempre pensaron que si Sabonis hubiera llegado al equipo unos años antes, en plenitud física, su equipo habría dominado la NBA.
Campeón del mundo en cinco pesos diferentes e invicto después de cincuenta combates, ‘Money’ es considerado por muchos el mejor boxeador libra por libra de siempre.
Es innegable que algunos de los combates de ‘Money’ son excesivamente folklóricos y tienen más de operación de marketing que de espectáculo deportivo, pero eso no es una mancha. Más bien al contrario, refleja que Floyd Mayweather ha sido mucho más que un boxeador, tiene alma de hombre de negocios y ha sabido trabajar su imagen como solo saben hacerlo los más grandes.
Ese sentido empresarial, y su talento innato para vender su imagen, le convirtieron en 2014 y 2015 en el deportista mejor pagado del mundo y en el rey del ‘Pay Per View’ en el que ha generado más de 1.500 millones de dólares y ha sido protagonista de los cuatro eventos que más dinero han producido en el mundo en el formato de pago por visión.
Todo lo anterior solo es posible si ese sentido empresarial está unido a un talento deportivo excepcional capaz de provocar tanta expectación, y Mayweather lo tiene a borbotones. Es considerado por muchos como el mejor boxeador libra por libra de la historia del boxeo y su defensa también es ensalzada como la mejor de siempre; ha sido campeón del mundo en cinco categorías diferentes: superpluma, ligero, superligero, welter y superwelter; y se retiró en agosto de 2017 tras ganar por K.O. técnico en el décimo asalto al irlandés Conor McGregor para culminar una trayectoria perfecta de 50 victorias (27 de ellas por K.O. y 27 en combates con títulos en juego) y ninguna derrota, y superar el mítico récord invicto 49-0 del legendario Rocky Marciano.
Un genio que se retiró a los 26 años, en el cénit de su carrera, dejándonos con la duda de hasta dónde habría podido llegar con su tenis majestuoso.
Un día, Börn Borg se aburrió de jugar al tenis. Y lo dejó. Puede parecer normal. A todos los deportistas les llega el momento de retirarse. Sin embargo, el caso del sueco es diferente. En 1981 sólo tenía 26 años y venía de ganar Roland Garros y ser finalista en Wimbledon y en el US Open. Estaba en la cima de su carrera.
Y es que la carrera de Borg fue tan meteórica como su retirada. Fue el primer jugador en ganar 11 torneos de Grand Slam en la era Open; reinó en Francia con seis Roland Garros, una cifra que parecía inalcanzable en el tenis moderno hasta que irrumpió Rafa Nadal; conquistó cinco ensaladeras de Wimbledon; dos Masters; una Copa Davis, torneo en el que ganó su primer partido con 15 años; fue número 1 del mundo durante 109 semanas... Borg lo tenía todo para ser el mejor tenista de la historia de haber seguido jugando.
Borg vivió durante un cuarto de siglo solo por y para el tenis, y el día que conoció a su primera mujer, la también tenista Mariana Simionescu, pareció descubrir que el universo era mucho más grande que una pequeña cancha, una red, una bola y una raqueta. Quizá él se diera cuenta entonces de que ahí fuera tenía un mundo por descubrir, pero mientras él lo encontraba, los demás perdíamos para siempre al tenista con más talento que había pisado la tierra y la hierba. Un adelantado a su tiempo también con sus planes de entrenamiento exigentes y revolucionarios que acabaron por dejarle agotado.
Borg intentó volver al tenis a principios de los noventa, pero con su raqueta de madera se convirtió en víctima de una nueva generación de tenistas.
El primer hombre en ascender los 14 ochomiles no solo es un mito por sus hazañas, también por defender un montañismo aventurero en el que no tiene cabida lo comercial.
Hay axiomas indiscutibles. Uno de ellos es que el italiano Reinhold Messner es el mejor alpinista de todos los tiempos. El primero en ascender los 14 ochomiles, el primero en hacerlo también sin ayuda de oxígeno, el primero en atravesar la Antártida y Groenlandia a pie y sin la ayuda de ningún vehículo, el primero...
Sus logros aventureros ni siquiera se ciñen a lugares fríos y nevados, porque también se atrevió a cruzar el desierto de Gobi andando. 2000 kilómetros de arena y calor extremo.
Messner no es solo un coleccionista de hazañas imposibles, también ha defendido siempre la aventura como una forma de vida y el estilo alpino en la escalada, lejos de las expediciones comerciales actuales. Sobre todo, Messner es valedor de una escalada en comunión con la naturaleza, donde la aventura cobra sentido solo si escalador y montaña se funden en un todo. De acuerdo a este principio, el equipamiento mínimo indispensable, la menor ayuda externa posible e intentar abrir nuevas rutas en cada intento, han sido siempre sus premisas. No en vano fue el primer hombre en escalar el Everest (8.848) sin oxígeno y también el primero en hacerlo en solitario.
Sólo una mancha desluce su inmejorable trayectoria: el fallecimiento de su hermano Günther en el descenso del Nanga Parbat (8.125) en 1970, el primer ochomil de los Messner acabó en tragedia, lo que no impidió que Reinhord continuara con sus sueño de hollar los lugares más inaccesibles del planeta.
Messner perdió siete dedos del pie en el descenso en que murió su hermano pero eso no le impidió completar el reto de ascender los catorce ochomiles del planeta.
Conocido por muchos por su aparición en la serie ‘Los Vigilantes de la Playa’, en su vida real encarnó el mismo papel que en la televisión: el de mejor surfista del mundo.
Kelly Slater no es una gran estrella de un deporte mayoritario. Es sencillamente el mejor surfista de la historia. Un hombre capaz de domar olas a su antojo subido a una tabla de espuma de poliuretano, madera y fibra de vidrio. Y eso le ha hecho famoso... además de sus apariciones en la serie ‘Los Vigilantes de la Playa’, sus relaciones con algunas de las mujeres más espectaculares del planeta (Pamela Anderson, Cameron Díaz, Bar Refaeli, Gisele Bundchen...), su compromiso con la conservación de los océanos y la lucha contra el cambio climático o su extraordinaria tenacidad, que le mantiene en activo con 45 años.
Pero el origen de toda esa fuerza mediática está en sus inigualables éxitos deportivos. Slater ha sido campeón del mundo en once ocasiones. Consiguió su primer título en 1992, a los 20 años, y se convirtió en el surfista más joven en conseguirlo. Su último campeonato llegó en 2013, cuando tenía 39 y también alcanzaba el honor de ser el más veterano en proclamarse rey de las olas.
Slater, que se subió a su primera tabla de surf con 8 años, ha recorrido el mundo buscando la ola perfecta, que consiguió encontrar al sur del atolón de una pequeña isla llamada Tavarua, situada en el archipiélago de Fiji. La ola, conocida como Cloudbreak, ha sido protagonista de algunas de las mayores gestas, y en ella alcanzó una de las tres mangas perfectas de 20 puntos que el surfista ha conseguido a lo largo de su carrera.
Nadie ha enaltecido más el juego de saque y volea como lo hizo este estadounidense de origen griego que dominó el tenis en los noventa.
Con permiso del australiano Rod Laver, que dominó el tenis mundial en la década de los ‘70, y si no hubieran saltado a escena Federer ni Nadal en el siglo XXI, probablemente Pete Sampras sería considerado todavía el mejor tenista de todos los tiempos.
El estadounidense de origen griego fue el emperador del tenis durante la última década del siglo pasado, cuando fue número 1 del ranking durante 286 semanas, un récord que sólo ha podido superar Federer con sus increíbles 302 semanas, 237 de ellas consecutivas. Sin embargo, Federer nunca ha conseguido igualar su récord de terminar seis años seguidos como número 1.
El estadounidense, tan tranquilo siempre sobre la cancha que a veces le atribuyeron falta de carisma, ganó durante su carrera siete veces en Wimbledon, cinco en el US Open y dos en Australia en una época dorada en la que ejerció su supremacía sobre una de las mejores generaciones de tenistas de todos los tiempos y se enfrentó a Andre Aggasi, su adversario en batallas memorables.
Apodado ‘Pistol Pete’, reinó con un saque temible que podía superar los 200 km/h y una volea letal que fueron imparables para los tenistas de su generación. Además, llegaba a abrumar a sus rivales con su agresividad sobre la cancha y la potencia de sus golpes. Su único talón de Aquiles estuvo en las pistas de arcilla, en las que no podía imponer su saque ni su potencia. Nunca ganó en Roland Garros, torneo en el que ni siquiera consiguió disputar una final.
El atleta etíope siempre ha huído de los grandes focos, pero mientras se rodeaba de su familia, reinó en el fondo durante una década y ahora quiere hacer lo mismo en maratón.
“Soy el mejor fondista de la historia del atletismo”. Con una frase así de lapidaria se ha definido a sí mismo Kenenisa Bekele en diversas ocasiones. Y lo mejor es que podríamos debatir durante horas si dicha afirmación es cierta.
El etíope es el actual plusmarquista mundial en 5.000 y 10.000, pruebas que controló casi con provocativa superioridad durante la primera década del siglo XXI. Fue oro en 10.000 y plata en 5.000 en los JJOO de Atenas en 2004 y cuatro años después consiguió en Pekín el oro en ambas pruebas. Entre 2003 y 2009 fue imbatible en los mundiales en la distancia larga y además sumó un oro y un bronce en los 5.000. Por el camino, dominó el mundial de cross en larga y corta distancia entre 2002 y 2006, periodo en el que nadie le hizo sombra.
Su decadencia como fondista llegó en 2009 con una rotura muscular que detuvo su progresión cuando solo tenía 27 años y estaba en su mejor momento. Sin embargo, supo reinventarse para convertirse en un maratoniano temible. Se impuso en Berlín en 2016 con una marca de 2:03:03, la segunda mejor de siempre, a seis segundos de los 2:02:57 de Kimetto. El actual objetivo de Bekele es superar el récord del mundo de maratón, pero no quiere quedarse ahí. Su meta final pasa por ser el primer hombre en bajar de las dos horas.
Sus quince títulos de campeón del mundo convierten al italiano en el mejor piloto de velocidad de la historia del motociclismo por delante del español Ángel Nieto.
En el mundo del motociclismo hay dos nombres escritos con letras de platino, el de Ángel Nieto como rey de las pequeñas cilindradas y el de Giacomo Agostini como monarca de las grandes categorías a lomos de sus amadas MV Augustas, máquinas de las que fue inseparable durante casi toda su carrera. De hecho, consiguió sus ocho títulos del mundo de 500cc con esa marca, y solo uno de los siete de 350cc, el último en 1975, llegó con Yamaha.
Nadie ha logrado igualar su marca de 15 títulos de campeón del Mundo. Ángel Nieto se quedó a dos de su récord y Valentino Rossi parece atascado en los nueve. Quizá solo el gran rival de Agostini, el británico Mike Hailwood, hubiera podido acercarse, pero al final se quedó en nueve. Lo curioso es que fue el propio italiano el que detuvo en seco la progresión de Hailwood, con el que compartió equipo desde 1965.
Sus inicios no fueron sencillos. Enamorado del motociclismo desde muy niño, su padre intentó evitar que su hijo mayor siguiera ese camino. Por eso, tenía que fugarse de casa para correr hasta que su padre asumió que era una batalla perdida y aceptó que Giacomo hiciera realidad su sueño. A partir de entonces desarrolló una carrera formidable en la que no solo dominó el mundial durante una década, también ganó diez veces en el Tourist Trophy de la isla de Mann y las 200 millas de Daytona. Desde su retirada, todos los pilotos tienen un sueño: conseguir un palmarés lo más parecido posible al de Giacomo Agostini.
Un atleta perfecto que lo mismo bate el récord de Europa de 1.500 metros que se convierte en el máximo aspirante a pulverizar el récord del mundo de Maratón.
El heredero de Bekele en el trono del medio fondo mundial nació en Mogadiscio (Somalia), tiene nacionalidad británica y vive en Oregón (EEUU); una impresionante vuelta al mundo para un niño que huyó de la guerra como refugiado con ocho años, que adoraba el fútbol, y que, desde que decidió ponerse unas zapatillas y dedicarse a correr, quizá haya sido el atleta con más registros en media y larga distancias.
Porque Mo Farah lo mismo es capaz de batir el récord de Europa de 1.500, para arrebatárselo al español Fermín Cacho que lo había conservado durante 16 años, que se alza con el oro olímpico en 5.000 y 10.000 en dos Juegos Olímpicos consecutivos (Londres y Río), supera el récord del mundo de las dos millas o pulveriza la mejor marca europea de media maratón. Nadie sabe dónde está su límite.
A sus 34 años acaba de anunciar que después de dominar el medio fondo durante la última década, su intención es dejar las pruebas de pista para centrarse en la maratón, donde consiguió una marca de 2:08:21 la única vez en que afrontó ese reto en Londres en 2014. Entonces se quedó a poco más de cinco minutos del récord del mundo pese al hándicap de ser un debutante. Ahora que se centrará en preparar la mítica prueba de los 42,195 metros, muchos analistas comienzan a vislumbrar la posibilidad de que no solo ponga en peligro el récord del mundo, sino que se acerque a la legendaria marca de las dos horas, una de las últimas metas inalcanzables del atletismo moderno.
El ‘Oso Dorado’ no solo ha ganado más Majors que nadie en la historia del golf. Además, elevó este deporte a la categoría de arte durante un cuarto de siglo irrepetible.
¿Quién ha sido el mejor golfista de la historia, Tiger Woods o Jack Nicklaus? Esta quizá sea la pregunta más repetida en las tertulias de salón en la casa club de cualquier campo de golf después de una mañana golpeando bolas.
Los más jóvenes quizá puedan inclinarse hacia el lado de Woods, un tipo que impactó como un meteoro para destrozar el golf clásico y devorar yardas como si un par 5 fuera de repente un par tres y el mundo hubiera empequeñecido. Sin embargo, nadie ha elevado el golf a la categoría de arte como lo hizo Nicklaus, ganando por el camino seis Masters de Augusta, cuatro USA Open, tres British y cinco PGA. Dieciocho Majors en total que superan de sobra los catorce conseguidos por Tiger.
Apodado Golden Bear por su pelo dorado y su corpulencia, consiguió su primer Major en 1962 con 22 años y el último con 46, dilatando su carrera de éxitos durante un cuarto de siglo en que su dominio fue incontestable.
Sus récords son innumerables y su carrera fulgurante. Empezó haciendo de caddie de su padre cuando éste decidió jugar al golf para curarse una lesión. Desde entonces mostró un talento sobrenatural para meter la pelotita en el hoyo y ganó su primer torneo, el Open de Ohio, con 16 años y superando a profesionales.
¿Quién ha sido el mejor golfista de la historia? Quizá la pregunta sea otra: ¿Habrá alguien en el futuro capaz de igualar las hazañas del ‘Oso Dorado’?