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Mariana Pajón, una deportista sin límites

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Mariana Pajón es una campeona nivel rockstar. Tiene la cabeza, las piernas, el corazón y el look de una deportista sin límites. Es diferente. Habla sin miedo de sus ambiciones. Aplaude a sus rivales, pero no compite contra ellas, el desafío es frente a sí misma. Su historia no es la de la mayoría de deportistas colombianos que compiten como única opción de sobrevivir. Tiene en la mira ser la primera. Lo dice, lo cree y lo demuestra.

En Río se impuso de principio a fin, en la semifinal hizo las tres vueltas más rápidas de su heat con 34.642, 35.098 y 34.479. Eligió el carril 1. En la carrera por el oro bajó su marca a 34.093. Nunca pedaleó desde atrás. Voló por la pista de Deodoro creando la ilusión de que nadie-nunca-jamás podría alcanzarla. La magia del talento que hace parecer fácil lo imposible para el resto de mortales.

En vivo y en directo Caroline Buchanan, otra de las favoritas, quedó fuera de la final por una caída. De ocho corredoras en bici, en una pista de 350 metros, a una velocidad promedio de 37km/h solo sobreviven las más fuertes. Llegó primera, las manos en el manubrio, los ojos en el cielo. De fondo se escuchaban los aplausos de una tribuna que se vistió con la bandera de Colombia para alentar a su campeona. Lloró.

Con 18 títulos mundiales, decenas de medallas de todos los valores y dos oros olímpicos en su historial, Mariana valora como nadie subir al primer lugar del podio. Lo suyo es ganar, se preparó toda la vida para eso. Sin embargo, mientras toca la gloria pone al resto de atletas colombianos a su nivel. “No soy la más importante, soy una más que también dio lo mejor acá”. El oro no la confunde, reafirma sus convicciones.

Mariana compite al máximo nivel y declara aún mejor. "Ya no es ganar con las piernas, ya no es ganar con la mente, es ganar con el corazón", afirmó. Quiere más triunfos y reconoce que su legado sobrepasa cualquier marca en las pistas. Pone a un país futbolero a llorar frente al televisor cada vez que desde el partidor demuestra que tiene la capacidad y el valor para levantar los brazos una y otra vez.

“Voy a seguir haciendo historia. Quiero más", aseguró sin temor a la incertidumbre que representa cada nueva competencia. Mariana Pajón nació y trabajó para brillar. En Río, se tatuó unas alas en la espalda, se pintó las uñas color oro e inmortalizó esa sonrisa perfecta en la historia olímpica del país. Desde ya piensa en el podio de Tokio 2020 y en el de los Juegos 2024. Una estrella que disfruta seguir de gira. Colombia lo agradece.