Volvieron ya a Bogotá y darán mucho de qué hablar: así son las comunidades Emberá

La comunidad Emberá volvió a tomarse la capital del país desde este martes 26 de octubre. Llegaron en la madrugada al Centro Administrativo Nacional (CAN) y realizarán movilizaciones hasta concretar una reunión con el presidente Gustavo Petro, pues hay necesidades que la comunidad espera sean cubiertas con urgencia.

“Nuestros pueblos indígenas en Risaralda están sufriendo vario flagelos: de desnutrición, de muerte, de salud mental, en las cuales necesitamos que los programa de este Gobierno llegue a los rincones más lejanos del departamento, en especial, a los pueblos indígenas”, dijo Marco Fidel Guasavare, consejero mayor de la Regional Indígena de Risaralda, en entrevista con el periodico El Espectador.

Sin embargo, no es la única protesta que debe atender el Gobierno Petro en este momento. En horas de la mañana de este miércoles, autoridades se reunieron con el Consejo Regional Indígena del Cauca, pero fue un fracaso. La Cric se levantó de la mesa de negociaciones “por falta de garantías”.

Los temas esenciales de estas manifestaciones son la demora en entregas de tierras a todas las comunidades que han sido desplazadas a causa del conflicto armado, la desnutrición en niños, mejoras en la atención de salud y garantías de educación. Es por eso que hay cerca de 4.000 miembros de la comunidad pidiendo respuestas y esperando a obtener soluciones.

¿Quiénes son las comunidades emberá de Colombia?

Las comunidades emberá son un pueblo indígena que habita principalmente en las regiones selváticas del Chocó, el Darién, el Bajo Cauca antioqueño y otras áreas de la región pacífica de Colombia. Los emberá, que pertenecen al grupo de los pueblos indígenas de la familia Chibchan, han mantenido una cultura rica en tradiciones, lenguas propias y una relación profunda con la naturaleza.

No obstante, dentro de su historia han logrado resistir diversas amenazas, pero también han enfrentado una constante marginación y desplazamiento forzado debido al conflicto armado, la expansión de industrias extractivas y la violencia social.

Sus tierras ancestrales se han visto amenazadas desde que comenzaron las denuncias de invasión de sus por actores armados ilegales, la explotación minera y la deforestación, que amenazan sus modos de vida. Además, reclaman por la falta de atención del Estado en cuanto a derechos fundamentales, como el acceso a salud, educación, agua potable y la protección de sus territorios.

La situación se ha ido agravando debido a la falta de cumplimiento e implementación del acuerdo de paz y la falta de compromisos de parte del gobierno para garantizar su bienestar y autonomía. Por eso, recurren a las protestas y, además, advirtieron que este no es un asentamiento, sino lo que ellos catalogan como un Paro Nacional.

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