Turistas estadounidenses describen su espeluznante experiencia en una prisión venezolana: “Bienvenidos al infierno”

Las tensiones políticas entre Estados Unidos y Venezuela, además de los interesea económicos entre norte y sur del continente americano han generado un ambiente de confusión y peligros para los turistas que quieren entrar al vecino país a conocer, divertirse o simplemente, viajar a los lugares más representativos del país, pero se convierten en carnada para las autoridades.

Pues esa es la historia de seis americanos que, en enero de este año, recuperaron su libertado luego de cinco meses encarcelados Luego de su ingreso a suelo venezolano, Gregory David Werber, David Estrella y David Guillaume fueron esposados y secuestrados en cruces fronterizos legales para luego ser confinados en celdas donde fueron golpeados, rociados con gas pimienta y sometidos a “tortura psicológica”.

“Bienvenidos al infierno”

Cada uno tenía un propósito de viaje diferente, pero terminaron presos junto con unos 900 presos políticos venezolanos. “Los extranjeros proceden de España, Alemania, Argentina, Colombia, Uruguay y otros lugares. Casi todos fueron capturados en el último año”, relata en una crónica extendida The New York Times, quien tuvo la posibilidad de conocer las historias de Werber, Estrella y Guillaume.

Werber, de 62 años, es desarrollador de software, estaba en un viaje por América Latina para completar su lista de deseos de cosas por hacer; Guillaume, de 30 años, era un enfermero de Florida. “Tengo tres semanas. Sólo quiero hacer algo diferente”, dijo al diario estadounidense; y Estrella, de 64 años, era un padre de cinco hijos de Nueva Jersey que vivía a tiempo parcial en Ecuador, pero que viajó a Venezuela para ver a sus amigos.

“Uno de los líderes del regimiento se acercó y me puso el pie en la cabeza (…) Me dijo algo así como ‘Bienvenido a Venezuela. Bienvenido al infierno’”, dijo Werber quien logró su visa y viajó por toda la zona costera del país, mientras también realizaba senderismo y fue capturado el 19 de septiembre. Fue encerrado en una base militar, lo llevaran en avión a Caracas y lo dejaron en una prisión de alta seguridad llamada El Rodeo I.

Pero no fue el caso de David Estrella y David Guillaume. Los dos llegaron primero a Colombia, más exactamente a Cúcuta, donde pretendían cruzar la frontera con sus papeles en regla, pero se encontraron con pesquisas a sus pertenencias, su pasado y, de paso, una detención injusta. Fueron llevados en avión hasta Caracas (como Werber) y sometidos a todo tipo de bejámenes.

Durante los cinco meses de detención, uno de ellos se “rebeló”. En medio de su desesperación y de las condiciones inhumanas en las que vivían. Uno de ellos, cuenta The New York Times, fue hombre de armas tomar y empezó a pelear por sus derechos.

“¡Todos somos inocentes!”, gritó, golpeando la puerta de su celda, recordó. “¡Déjennos ir!”.

Otros se unieron, dijeron los hombres. La furia se extendió. Las soldaduras de metal comenzaron a reventar. Los bloques de hormigón se soltaron.

Dos reclusos usaron los bloques sueltos como arietes, dijo Werber, y las puertas de sus celdas se abrieron.

Pero la sensación de victoria no duró mucho.

Fragmento de ‘Bienvenidos al infierno’, crónica de The New York Times

Liberados en medio de una polémica

Seis prisioneros estadounidenses regresaron a casa desde Venezuela a finales de enero, entre ellos Werber, Guillaume y Estrella. Todo se dio gracias a la visita que el diario describe como “inusual y muy pública” de Richard Grenell, enviado especial del presidente para Misiones Especiales de Estados Unidos, quien viajó por orden expresa del recién posesionado mandatario, Donald Trump.

La crítica amordazó a Trump, pues dijeron que dicho encuentro entre Grenell y Nicolás Maduro, “dio legitimidad a un líder acusado de abusos generalizados de los derechos humanos y de hacer trampa en las elecciones de julio de 2024, en las que Edmundo González fue el gran vencedor.

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