Revelan cuál fue el temible animal que atacó al ave del terror colombiana gracias a un fósil

Durante millones de años, la imponente “ave del terror”, una de las criaturas más temidas del Mioceno en Suramérica, fue considerada una depredadora tope. Pero un hallazgo reciente en el desierto de La Tatacoa, en Huila (Colombia), acaba de cambiar esa narrativa.

Científicos descubrieron que este animal, temido por sus enormes garras, pico curvo, su estatura (medían más de dos metros) y velocidad, fue víctima de un ataque fatal por parte de un depredador aún más formidable: un caimán gigante prehistórico.

El descubrimiento se basa en un fósil hallado hace más de una década: un fragmento de la pata de un ave Phorusrhacidae, grupo al que pertenecen las conocidas aves del terror. Lo sorprendente es que el hueso presentaba cuatro marcas profundas de mordedura que, tras un análisis exhaustivo, revelaron una historia inesperada.

Gracias a tecnología de escaneo 3D, los investigadores compararon las marcas con dientes de diversos depredadores prehistóricos y actuales. La coincidencia más precisa fue con los colmillos de un Purussaurus neivensis, un caimán gigante que habitó esta zona hace unos 13 millones de años.

El ejemplar que atacó al ave habría sido un subadulto de casi cinco metros de largo, con la fuerza suficiente para romper el hueso de una de las aves más poderosas de su época.

Cuando los depredadores también eran presas

Este hallazgo, publicado en la revista Biology Letters, es uno de los pocos casos registrados en los que se documenta una interacción directa entre dos superdepredadores del pasado. Aunque las aves del terror eran casi invencibles en tierra firme, se presume que este encuentro ocurrió cerca del agua, donde el Purussaurus pudo haber emboscado al ave, como hacen hoy los caimanes modernos.

“En las marcas de mordedura del hueso no hay señales de curación. Así que si ya no estaba muerta, murió en el ataque. Ese fue el último día en que el ave estuvo en este planeta. 13 millones de años después se encontró un pedazo del hueso de su pata”, explicó el investigador Andrés Link, de la Universidad de los Andes, en Bogotá.

Hace 15 años, el coleccionista de fósiles, César Augusto Perdomo, encontró un fragmento óseo que, aunque en ese momento parecía solo una pieza más para su museo personal, estaba destinado a reescribir una parte fascinante de la historia natural de Colombia.

El descubrimiento pasó años entre vitrinas y estanterías, hasta que un grupo de científicos colombianos decidió trabajar de la mano con Perdomo para analizar y catalogar formalmente su colección.

Lo que parecía un simple trozo de hueso del tamaño de un puño pronto se reveló como algo mucho más grande e importante. Al observar sus características y compararlo con otros restos paleontológicos, los expertos identificaron que pertenecía a la pata de una “ave del terror”.

Este hallazgo resultó especialmente emocionante para la comunidad científica, ya que los fósiles de estas aves son extremadamente raros. Su descubrimiento no solo llena vacíos en el registro fósil de la región, sino que plantea nuevos interrogantes sobre el ecosistema que dominaban estas criaturas.

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