¿Qué significa el Adviento, cuánto dura y cuál es su origen?
Los creyentes católicos realizan oraciones de manera progresiva, acompañadas por la corona de adviento, con las que se preparan para la llegada de navidad.
Para dar apertura a la temporada navideña, en el que la comunidad cristiana celebra el nacimiento de Jesús de Nazareth, los feligreses llevan a cabo un conteo regresivo que también es conocido como ‘Adviento’, una conmemoración de cuatro semanas que permite a los religiosos preparar para lo que sería el inicio del año litúrgico en la Iglesia Católica.
Este año, la época de adviento comenzó a partir del pasado domingo 3 de diciembre y terminará en víspera de navidad, el 24 del mismo mes. Esta es una temporada de oración, acompañada de velas, que permite a los feligreses reflexionar sobre su relación con Dios en la que además, los creyentes suelen interceder por sus vínculos familiares, razón por la que se ha convertido en una tradición de cientos de años.
De acuerdo con algunos historiadores, las primeras celebraciones del adviento se originan en Europa, al norte de Italia, donde los feligreses realizaban ayunos, reflexiones y oraciones para prepararse para la conmemoración del nacimiento de Jesús. A partir del siglo V después de Cristo, al parecer, habrían iniciado las primeras tradiciones en torno al 25 de diciembre que con el paso de los años fueron denominadas como “adventus”, palabra que significa “llegada” en latín.
¿De dónde se origina el tiempo de adviento y cómo se celebra?
En el siglo IV, de hecho, los feligreses que vivían en Francia realizaban una “Cuaresma de San Martín”, una temporada de cinco semanas en la que los creyentes ayunaban y se abstenían de tener relaciones sexuales antes de Navidad. En la actualidad, sin embargo, las tradiciones se han transformado y las celebraciones de adviento están basadas principalmente en oraciones y lecturas litúrgicas.
Para dar inicio a la temporada de adviento, de hecho, los católicos elaboran una corona de ramas verdes, decorada con listones y manzanas rojas, en la que se ubica una vela blanca en el centro del círculo, el cual simboliza el amor infinito de Dios. Cada domingo y de manera progresiva, los católicos encienden tres velas moradas y una rosa y, al llegar el día de Navidad, dan luz a la vela blanca.
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