SEMANA SANTA

Oración para el Viernes Santo de Semana Santa: bendición en Colombia

En este día, la comunidad católica lleva a cabo la liturgia de la Pasión del Señor, la veneración de la cruz, la visita a los monumentos y procesiones penitenciales.

Antonio GutiérrezEuropa Press

Este viernes, los feligreses católicos conmemoran la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret en el monte Calvario, como parte del Triduo Pascual en el que los creyentes católicos y cristianos celebran la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Este día, que es festivo en el país, es característico porque, además, los fieles realizan ayuno y abstinencia de carne como una forma de penitencia y reflexión.

En Colombia, de hecho, el Viernes Santo está enmarcado por eventos como la liturgia de la Pasión del Señor, la veneración de la cruz, las procesiones penitenciales, la visita a los monumentos y una serie de prácticas piadosas, como la realización del Viacrucis, en las que los creyentes rinden homenaje a Jesús crucificado con esta oración:

“Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia: te ruego, con el mayor fervor, imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y firmísimo propósito de jamás ofenderte; mientras que yo, con el mayor afecto y compasión de que soy capaz, voy considerando y contemplando tus cinco llagas, teniendo presente lo que de ti, oh buen Jesús, dijo el profeta David: “Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos. Amén”.

Oración para el Viernes Santo

Dentro del calendario católico, este viernes se lleva a cabo una de las celebraciones más representativas de la Semana Santa dado que refleja el duelo y el sacrificio de Jesús en la cruz, por lo que se convierte en un día de recogimiento, arrepentimiento y reflexión sobre el amor y sacrificio de Jesús. Esta es una de las oraciones más emblemáticas para este día:

“Oh, mi Señor Salvador, he venido este día viernes Santo, para revivir el calvario que tus verdugos te propinaron. Fuiste condenado a la crucifixión, simplemente por ser el Hijo hecho carne del Padre Supremo. Despojado de tu ropa, avergonzado y maltratado con piedras, dijiste la verdad y nada más que la verdad. Hoy te suplico que nos perdones por todos los pecados cometidos hacia ti. Cargaste una cruz pesada hasta el lugar donde finalmente serías crucificado al lado de ladrones y asesinos. Culminando con tu Vía Crucis, ofreciste la vida eterna. Ayúdanos a reconocer tu pasión y muerte, y no permitas que nos alejemos de tu sendero. Tú, luz entre las tinieblas, consuelo en el sufrimiento, acompáñanos en nuestro calvario. Queremos ser tan humildes como tú, confiando en que tu sacrificio valió la pena. Amén”.

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