Ni la muerte ni la resurrección de Cristo: Qué se celebra el sábado santo
Este ‘sábado de gloria’ tiene una connotación especial tras la muerte de Jesucristo. Conozca de qué se trata.


Entre el dolor del Viernes Santo y la alegría del Domingo de Resurrección, se encuentra el Sábado Santo o ‘Sábado de Gloria’. Es un día que suele pasar desapercibido, pero que guarda un profundo simbolismo en la tradición cristiana. No se celebra ni la muerte ni la resurrección de Cristo, sino el silencio de espera, recogimiento y fe.
El Sábado Santo es el día en que, según la tradición cristiana, el cuerpo de Jesús yace en el sepulcro. El mundo guarda silencio. No hay misas ni celebraciones eucarísticas durante el día, aunque sí se celebra la Vigilia Pascual.
“Las campanas no suenan, las iglesias están desnudas y silenciosas. Estamos invitados a unirnos a la Virgen Madre y a vivir a la espera del nuevo Día. El Sábado Santo nos ayuda a entender cómo vivir en expectativa confiada los muchos días de silencio que la vida nos presenta en el camino. Es bueno hacer una pausa con María, porque es la única manera de reanudar el viaje”, dice Vatican News, el portal del Vaticano.
Para los católicos, el ‘Sábado de Gloria’ trae una enseñanza importante: el llamado descensus ad inferos, o “descenso a los infiernos”, recogido en antiguos credos cristianos. Según esta tradición, Jesús desciende al lugar de los muertos para liberar a las almas justas que esperaban la redención.
La Vigilia Pascual: madre de todas las vigilias
La celebración central del Sábado Santo es la Vigilia Pascual, considerada por San Agustín como la “madre de todas las vigilias”. Tiene lugar después del anochecer y está compuesta por varios momentos significativos que resumen toda la historia de la salvación:
- Bendición del fuego nuevo y encendido del cirio pascual, símbolo de Cristo resucitado, luz del mundo.
- Liturgia de la Palabra, con hasta nueve lecturas bíblicas que recorren la historia de la salvación desde la creación hasta la resurrección.
- Liturgia bautismal, en la que se bendice el agua, se renuevan las promesas bautismales y, en muchos casos, se celebra el bautismo de nuevos miembros de la comunidad.
- Liturgia eucarística, que culmina con la primera misa de la Pascua.
Este día es un tiempo litúrgico propio, cargado de simbolismo y recogimiento, que invita a reflexionar sobre el misterio del silencio de Dios y la espera de su promesa: la victoria de Cristo sobre la muerte.
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