SALUD

Ni enfermedades, ni accidentes: este es uno de los problemas de salud más comunes que se suele ignorar

El ruido cotidiano de las ciudades no sólo incomoda, también provoca diferentes enfermedades tanto físicas como mentales.

Ni enfermedades, ni accidentes: este es uno de los problemas de salud más comunes que se suele ignorar
Paula Fresneda
Comunicadora social y periodista con 10 años de experiencia en medios de comunicación. Comentarista de diferentes disciplinas, amante de los deportes y enfocada en el deporte practicado por mujeres. Fanática del deporte olímpico y paralímpico.
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Vivir rodeados de ruido parece algo normal en las grandes ciudades, pero la exposición constante a altos decibeles está considerada hoy uno de los problemas de salud pública más extendidos y subestimados del planeta. Lejos de ser solo una molestia pasajera, la contaminación acústica genera efectos irreversibles en la audición y puede desencadenar graves enfermedades físicas y psicológicas.

En Nueva York, por ejemplo, las personas recurren a tapones, auriculares con cancelación y hasta paneles de espuma para intentar dormir, mientras conviven con el ruido del metro, las sirenas y las obras. Aunque existen regulaciones como el Código de Ruido, los ciudadanos siguen enfrentando una exposición diaria muy por encima de lo recomendable.

Según datos de la Universidad de Columbia, un estudio reveló que el 90 % de los neoyorquinos están sometidos a niveles superiores a 70 decibeles, cuando lo seguro debería estar por debajo de esa cifra.

El 25 % de los estadounidenses están expuestos a niveles de ruido que podrían dañar su audición con el tiempo”, le aseguró el el profesor de la Universidad de Columbia, Richard Neitzel, a la agencia de noticias AFP.

Ni enfermedades, ni accidentes: este es uno de los problemas de salud más comunes que se suele ignorar
El 90 % de los neoyorquinos están sometidos a niveles superiores a 70 decibeles.

El ruido como enemigo invisible de la salud

Los impactos van mucho más allá de la pérdida auditiva. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la exposición prolongada al ruido puede provocar insomnio, ansiedad, depresión, hipertensión, infartos e incluso partos prematuros o bajo peso en recién nacidos.

En Europa, además, más de 110 millones de personas padecen niveles nocivos de ruido, lo que genera cerca de 66.000 muertes prematuras al año y pérdidas económicas que superan los €100 mil millones.

El cuerpo humano responde al ruido con una reacción de “alerta” constante: aumenta el cortisol, se eleva la presión arterial y se genera inflamación, condiciones que a largo plazo abren la puerta a enfermedades cardiovasculares y metabólicas. En niños, la exposición en colegios cercanos a autopistas o aeropuertos ha sido vinculada con problemas en la memoria, el lenguaje y la concentración.

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Los efectos psicológicos también son notorios. Vivir con ruidos constantes incrementa los niveles de estrés, irritabilidad y fatiga mental. Incluso sonidos que parecen inofensivos, como un electrodoméstico encendido o un ronquido fuerte (entre 50 y 70 decibeles), pueden alterar el sueño, reducir la productividad y afectar la salud mental.

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