Cuaresma en Colombia: ¿cuáles son las diferencias entre ayuno y abstinencia?
Con el Miércoles de Ceniza se abre este periodo del año litúrgico como preparación para la Pascua. la Iglesia Católica establece días para estas prácticas.
Durante la Cuaresma, la comunidad católica se embarca en un viaje espiritual de reflexión y preparación para la celebración de la Pascua. Dos prácticas comunes durante este tiempo son el ayuno y la abstinencia, pero ¿cuáles son las diferencias entre ellas y cuándo se aplican?
El ayuno, una práctica venerada en muchas tradiciones religiosas, implica la restricción deliberada de la ingesta de alimentos durante un período específico. En el contexto de la Cuaresma, el ayuno se observa en dos días particulares: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
En el transcurso de estos días, los católicos adultos, según las normas de la Iglesia, se comprometen a limitar su consumo de alimentos. Esto generalmente se traduce en una comida completa y dos comidas más pequeñas que no equivalen a una comida completa. El propósito del ayuno es tanto físico como espiritual: no solo disciplina el cuerpo, sino que también busca elevar el espíritu hacia Dios a través de la renuncia temporal de las necesidades corporales.
La abstinencia, por otro lado, se centra en la renuncia a alimentos específicos, más comúnmente la carne, como un acto de penitencia y devoción. Durante la Cuaresma, todos los viernes están designados como días de abstinencia de carne para los católicos mayores de 14 años.
Este acto de abstinencia de carne no solo recuerda el sacrificio de Jesucristo en la cruz, sino que también simboliza una renuncia voluntaria de las comodidades y placeres mundanos en favor de una mayor cercanía con Dios. La abstinencia es una práctica espiritual que busca purificar el alma y fortalecer la conexión del individuo con lo divino.
En un mundo lleno de distracciones y consumismo, el ayuno y la abstinencia son recordatorios poderosos de la importancia de la autodisciplina, la moderación y el desapego material en la búsqueda de una vida más significativa y centrada en Dios. Al participar en estas prácticas durante la Cuaresma, los católicos tienen la oportunidad de profundizar su fe, purificar sus corazones y prepararse adecuadamente para celebrar la resurrección de Cristo en la Pascua.