Adiós al agua: farmacéutica revela por qué es el peor enemigo del cabello y cómo se debe cuidar correctamente
El contacto frecuente con el agua, el sol, la sal y el cloro puede debilitar la fibra capilar. Expertos explican cómo cuidarla y evitar daños.


El agua, ese elemento que consideramos vital, puede convertirse en el peor enemigo del cabello si no se toman las precauciones adecuadas. Así lo advierte la farmacéutica y experta en salud capilar Helena Rodero, quien explicó, en entrevista con Europa Press que la exposición constante al agua, ya sea en la ducha, la piscina o el mar, provoca debilitamiento progresivo de la fibra capilar y aumenta la probabilidad de rotura.
Según la especialista, el fenómeno se conoce como fatiga higral: cuando el pelo se moja y se seca de forma repetida, los enlaces de la queratina se alteran, perdiendo fuerza y elasticidad. Este desgaste invisible termina por generar puntas abiertas, caída y un aspecto opaco. “El cabello mojado es mucho más vulnerable que el seco”, señaló Rodero.
El daño se intensifica en entornos como la playa o la piscina, donde factores externos como el sol, la sal o el cloro actúan como agentes corrosivos sobre la fibra capilar. En particular, el cobre presente en algunas piscinas puede dejar una tonalidad verdosa en cabellos claros, además de causar resequedad y debilitamiento.

Cómo proteger el cabello en playa y piscina
Para contrarrestar estos efectos, la experta recomienda aplicar antes del baño la técnica del pre-poo: mascarillas, aceites naturales o acondicionadores sin enjuague que actúan como barrera protectora. El aceite de coco es uno de los más efectivos, pues ayuda a sellar la cutícula y limitar la absorción de agua con sal o cloro.
Otro consejo clave es enjuagar el cabello con agua dulce inmediatamente después de nadar. “El pelo funciona como una esponja, si lo aclaramos al salir de la piscina o el mar, evitamos que los minerales y químicos se acumulen”, explica Rodero. Además, se recomienda secarlo a la sombra para evitar que el sol intensifique el daño.
Los especialistas también sugieren el uso de champús quelantes, con ingredientes como ácido glicólico, fítico o málico, que ayudan a arrastrar los metales y químicos que se adhieren al cabello. Los productos con pH entre 4 y 4,5 son ideales para restaurar el equilibrio y mantener la fibra capilar más resistente.

A nivel internacional, dermatólogos y tricólogos coinciden en estos cuidados básicos: mojar el cabello con agua limpia antes de entrar a la piscina, usar gorros de natación para reducir el contacto con el cloro y complementar con mascarillas nutritivas o acondicionadores profundos tras cada exposición.
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El impacto del agua sobre el cabello no es inmediato, sino acumulativo. Por eso, expertos recomiendan crear una rutina capilar adaptada al verano o a temporadas de exposición frecuente al agua. Incorporar protectores solares capilares, aceites ligeros y tratamientos reparadores puede marcar la diferencia en la salud y la apariencia del pelo.
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