Nacional gana en la adición y jugará la final con Cali

De dientes apretados fue el clásico como lo predijo Aldo Ramírez. Cada balón se jugó a muerte y el roce fue una constante en cada bola importante. Incluso, el partido lo complicó el juez Luis Sánchez en cuatro jugadas puntuales que fueron reclamadas como penal. Dos para cada bando. Una sujeción de Franco sobre Dayro y una mano de Henríquez fueron quizá las acciones más polémicas de un juego alterado por la fuerte lluvia.

Y fueron precisamente los charcos y la condición de la cancha lo que más afectó a Nacional, que se vio sometido de la misma manera que sucedió en El Campín. La pelota no rodó. Eso lo perjudicó mientras que ese punto hizo crecer a cuadro capitalino con su fútbol de banda para registrar dos opciones claras de irse arriba con los remates de Hárold Mosquera y Maxi Núñez, pero las atajadas de Franco Armani aparecieron para salvar a los verdolagas como sucedió en Bogotá.

En medio del juego inteligente y organizado que plateó Russo con intérpretes aplicados, el local logró un par acercamientos que controló sin líos Nicolás Vikonis cuando ya era figura Elkin Blanco con su personalidad y fortaleza en los duelos en el peor momento de los Rueda, que estuvieron imprecisos con el balón y no encontraron una buena conexión entre Mateus-Mac-Ibargüen.

En el complemento el embajador jugó más al error de Nacional confiado en el desespero que le había impregnado extender el 0-0. Le volvió a meter miedo en una pelota quieta, como sucedió en la primera parte. Pero otra vez San Armani resolvió cuando la pelota parecía colársele en medio de la efervescencia con la que se disputaba la vuelta de la semifinal.

Hizo clic el campeón de la Libertadores con la rebeldía que mostró Dayro. Tuvo 15 minutos importantes en que se soltó de la presión del albiazul y ganó volumen ofensivo para poner por primera vez contra las cuerdas a su rival, que no se creyó el cuento del invicto de Nacional en el Atanasio o las estadísticas que ilustraban su fragilidad como visitante.

Dayro de cabeza y Aldo en la media distancia consiguieron las mejores opciones de Nacional cuando recordó que sobre él estaba el favoritismo por los 49 puntos en la fase regular y su pasado reciente. Pero en esos 15 minutos de dominio que ejerció no pudo sacar ventaja. Intentó por varias vías, pero respondió la zaga azul y no estuvo fino Bocanegra en la pelota quieta.

La historia nuevamente se equilibró con el ingreso Elicer Quiñones por Maxi, que hizo el desgaste. Ahí vinieron las opciones de Moreno y Duvier Riascos. Sin embargo, Millos se vio más vulnerable con la salida por lesión de Duque, pues Henao tardó en meterse al juego y le restó equilibrio a un mediocampo que respondió cuando el juego se puso de poder a poder.

El local también necesitó de un retoque, pese a que había salido de ese letargo similar al que tuvo ante Jaguares. Bocanegra abandonó el campo por una molestia y el ajedrez se movió: Mateus como lateral y Rodin Quiñones como extremo. Luego vino Juan Pablo Nieto para rematar un compromiso que tenía cara de penales y se hacía más difícil por la presión de los 38.251 asistentes al Atanasio.

Empujó Nacional con Rodin. Y la defensa azul se jugó la vida en cada balón porque en los últimos minutos Nacional lo metió en su arco a punta de jerarquía. Lo que no hizo en todo el juego lo resolvió en la última acción. Allí apareció Rodin para estrellar un balón en el palo, dejar inmóvil a Vikonis y darle chance a Dayro de poner a Nacional en la final. Tomó el rebote clave. El definitivo, para poner a 180 minutos de la estrella al mejor equipo de la Liga, que se medirá con Deportivo Cali en Palmaseca el miércoles.