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Vuelta Colombia

Así funciona un equipo ‘pequeño’ en la Vuelta a Colombia

Hay grandes estructuras como el EMP Une, Orgullo Antioqueño o Movistar, que son la élite de la Vuelta. También, hay otros que no cuentan con tantos recursos. AS Colombia habló con uno de ellos.

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Así funciona un equipo ‘pequeño’ en la Vuelta a Colombia

El equipo Pijaos de la ciudad de Ibagué nació hace cuatro años y gracias a la disciplina de su fundador y a la entrega de sus ciclistas ya es profesional y por primera vez participa en la Vuelta a Colombia. Un gran logro para llevar tan poco de existencia.

“Creo que apoyar al deporte e invertir en el deporte es una buena opción de vida. Aveces las locuras son bonitas y cuando se logran es lo mejor que puede pasar en la vida. Ya vamos para el cuarto año y ya vemos reflejados los frutos”, le dijo a AS Colombia, Rodrigo Pacheco el fundador del equipo.

En esta edición de la Vuelta a Colombia el equipo ya ganó una etapa con Alejandro Serna y, como hazaña, hoy es el mejor de la clasificación por equipos por encima de escuadras con todo el poderío económico como EPM Une, Orgullo Antioqueño o Movistar.

Es algo que cada noche cuando se reúnen a comer o a preparar la etapa siguiente celebran. Y es que esta locura que Pacheco se atrevió a hacer realidad, no es fácil de mantener, se requiere mucha voluntad, amor, pasión pero también dinero. Y eso, es lo que falta para que los equipos pequeños del ciclismo colombiano puedan potenciar a sus corredores. Ya sea a los profesionales así como a los que surgen día a día en las escuelas.

“A nivel de logística nos toca duro porque los recursos no alcanzan. Tenemos dos masajistas, un mecánico y una persona que ayuda con la organización. Cuatro personas para el trabajo que deberían hacer como mínimo diez”, explicó.

Pijaos es como una familia. Sus corredores son lo más importante y por eso, los tratan como a hijos. En Ibagué tienen una casa, que es la de la mamá de Pacheco, en donde ellos prefieren pasar los días de carrera o de entrenamiento.

Allí comen y duermen, juegan Play y se divierten. Pero estar en esa casa también les sirve para ahorrar algunos pesos en noches de hotel y restaurantes.

“Un equipo de ciclismo así puede costar entre 250 y 300 millones de pesos. Los equipos grandes, dicen, valen de dos mil hasta cinco mil millones. Pero es que allá tienen corredores que ganan diez millones de pesos, acá yo tengo de 2 y 3 millones”, contó.

Según Pacheco, algo que ha hecho que Pijaos crezca es que él le paga a sus ciclistas. Dice que hay otros equipos pequeños en donde esto no pasa, aunque se abstuvo de dar los nombres. Por eso pide más apoyo a la Federación Colombiana de Ciclismo, “deben mirar más a los equipos pequeños. Los grandes no necesitan nada porque ellos están ya formados. Ojalá no cobraran la inscripción a la Vuelta que cuesta cinco millones. Esos cinco milloncitos nos ayudaría porque más o menos un día de etapa es un millón, entonces serían cinco días en los que esa plata sería muy útil”.

El equipo sigue su camio en la Vuelta y espera consolidarse y seguir dando resultados deportivos para que también la empresa privada de su región decida patrocinarlo y hacerlo cantera de grandes ciclistas.

Las funciones del equipo

Durante la visita a Pijaos pudimos ver el trabajo del mecánico Luis Ovalle que es uno de los mejores de Colombia. Su rutina comienza a las 5 de la mañana y termina a la media noche. Su trabajo, es uno de los más importantes: velar porque las bicicletas de los muchachos estén en las mejores condiciones.

Cada bicicleta del equipo costó cinco millones de pesos, son de gama alta pero no tanta como las de los equipos grandes que pasan de los 20 millones. “Yo no puedo irme a dormir sin ver que todas las bicicletas estén bien, que tengan bien la cadena, cambiar los tubulares y además, que estén perfectamente limpias para la etapa siguiente”.

Cada cicla tiene la medida del ciclista, por eso es importante que cada una tenga su propio mantenimiento personalizado, cada ciclista le da a don Luis sus quejas o sus peticiones para sentirla mejor.

Entre su trabajo, además, está la situación de carrera, pues tiene que estar pendiente para arreglar cualquier imprevisto o estar listo si alguno de los corredores necesita cambio de bicicleta.

El líder

Remberto Jaramillo es el líder del equipo. Para él y para Alejandro Serna, (el otro capo) trabajan todos en la carrera. Cada uno conoce su función y la cumple a cabalidad. El bien común por encima del individual, por eso son los líderes de la competencia.

“Los compañeros nos alimentan, nos hidratan, están pendientes de nosotros por si hay un pinchazo o una caída. Están entregados al cien por ciento con nosotros. También contamos con el masajista, el hidrantante, el mecánico, toda esa logística que hace que el equipo entre en una sola función: ganar”.

La alimentación

Ernery Feria es la nutricionista del equipo y también la esposa de Pacheco. Ella se encarga de velar porque cada ciclista tenga la alimentación correcta y balanceada que necesita para inclementes jornadas de preparación y competencia. Además, es quien se encarga de comprar todos los alimentos.

“Ellos necesitan la proteína, los carbohidratos y el jugo de fruta. Ellos se alimentan dependiendo de la etapa. Si es una subida fuerte o es de muchos kilómetros, ellos tienen que comer pescado o sino pollo. Por ejemplo, en el desayuno cuando una etapa es dura, ellos comen atún, huevo, arroz, arepa, fruta, cereal, y café con leche deslactosada.

Durante la carrera, también es importante que ellos se alimenten bien. A los gregarios se les da una tula que tiene barras y frutas y ellos deciden que quieren ir comiendo a medida que pasa la competencia. También es importante que se estén hidratando todo el tiempo”.

Así mismo, durante la competencia toman unas pastillas que evitan que les den calambres, estas son suministradas por el masajista quien ya conoce cada dolencia o necesidad en sus corredores.

Este es Pijaos. Uno de los tantos equipos chicos de la Vuelta. Escuadras que trabajan con las uñas para cumplir el sueño del escarabajo.