Presidente: “Siempre dije que la nevera del Cali estaba llena”

Aquella noche del 29 de enero de 2014, la celebración de la Superliga terminó en una agria discusión. Jubilosa la entonces mandamás del Deportivo Cali, María Clara Naranjo, estalló en cólera luego de que el presidente del equipo le sugiriera, ‘María, esto no es regalando plata’, cuando la señora se disponía a darles un premio económico a los jugadores, además del que ya se había acordado. 

Días después, Naranjo anunció su dimisión al Comité Ejecutivo del Cali, y con ello, el progresivo retiro del patrocinio del Ingenio San Carlos. Con ella se fueron dos de sus empleados y entonces directivos, Óscar Bohórquez y Daniel Azcárate. La directiva, parecía que se quedaba acéfala. De los elegidos, se mantuvieron en el cargo, apenas Luis Fernando Ángel y el presidente Álvaro Martínez. Luego Fernando Otoya, Henry Cuartas y Alfonso Muñoz, llenaron las vacantes. 

“También hay que agregar la crisis con el ‘profe’ Leonel Álvarez. Desde ese momento, mi candidato era el profesor Fernando Castro, pero Daniel Azcárate y Luis Fernando Ángel me insistieron en darle la oportunidad a Héctor Cárdenas, a quien sacamos a final del año anterior, pero gracias a él volvimos a traer al equipo a Germán Mera, de quien la gente se preguntaba qué íbamos a hacer con ese desastre; además, repatriamos a Juan David Cabezas y a Helibelton Palacios”, reconoció el Presidente de los azucareros. 

Como hincha: “He vivido desde el primer título, en 1965, tenía 12 años. Vivía en el barrio Centenario, el bus de Cali pasó cerca a mi casa y nos fuimos corriendo hasta la sede del club, cuando llegué a mi casa, me pegaron. Desde antes de nacer ya era hincha del Cali… en el año 52, sin yo haber nacido, mi padre era presidente de equipo”. 

Y se pensaba que el Cali se iba a acabar… “Siempre dije que la nevera del Deportivo Cali estaba llena, pero que había que hacer gestión para conseguir los recursos. En la actualidad tenemos toda la aprobación del sector financiero. Hoy no es que estemos boyantes, pero durante el segundo semestre no hubo un solo día que nos atrasáramos en las quincenas y en los premios, algo que hacía mucho no pasaba en el Cali”. 

La unión en la Junta Directiva: “Nos rodeamos de amigos. Con Luis Fernando Ángel trabajamos en el comité de divisiones menores en 1992, a Alfonso Muñoz lo conozco desde hace más de 30 años, él me invitó como asistente al Comité Ejecutivo a mediados de los 80. Henry Cuartas es muy importante en el manejo de la parte social del club, y lo complementamos con Fernando Otoya, que tiene experiencia en la parte informática”. 

¿Usted convenció al ‘Pecoso’ de jugar con los pelados? “Él no tenía conocimiento de los muchachos que habían. Él quería un delantero de experiencia, y consideraba que Borré, Preciado, Murillo y los que habían, eran muy jóvenes. Además, quería un defensa central (John Lozano del Huila). Le hicimos un contrato a dos años y le pedí que conociera el grupo, que no teníamos afán y que utilizara el semestre como una prueba”. 

La fuga de jugadores: “No ha sido fácil que los empresarios y algunos de los muchachos entiendan el tema. Algunos empresarios dicen, ‘mi jugador’, cuando es el Cali el que mantiene a los jugadores y los pone en la vitrina. Cuando recibimos el equipo, a Cristian Higuita le quedaban seis meses para cumplírsele el contrato y tenía el 50 por cientos de sus derechos. Entonces, decidimos que cualquier jugador de la cantera, debía de tener un contrato mínimo de 18 meses”. 

La salida de Viáfara, Herrera y Mosquera: “A Viáfara y Herrera, desde que estaba el técnico Cárdenas, no los tenían en cuenta. Hubo un desgaste con ese tema. Y con Luis Fernando Mosquera se ha luchado demasiado, desde el departamento médico, la parte social, la junta directiva. Cuando llegó el profesor Castro, quería contar con él, pero vamos a tratar de darle la mejor salida del equipo, aún le queda un año de contrato”. 

Jugadores que salen y llegan: “Hay ofertas por algunas, que en su momento informaremos. Pienso que contrataremos máximos dos jugadores, y vamos a repatriar jugadores que están en otros equipos.