Millos vence al DIM y con 31 puntos acaricia la clasificación

Rafael Robayo salió inmune del barro. Apuntado, señalado, relegado, aguantó la tempestad en silencio. Se ganó la confianza del técnico Ricardo Lunari con quien se fundió en un abrazo eterno después de marcar el gol más festejado del campeonato. El ocho en la espalda que tanto se valoró en el pasado recuperó el prestigio que lo acercó al corazón de la afición. Ante el DIM, en el partido en que se jugaba el semestre, fue el mejor.

Primero construyó el equilibrio en la mitad de la cancha. Personalidad para ordenar, corazón para ir al piso y recuperar la pelota, criterio para entregarla a un toque, justo al pie de David Silva, de Federico Insúa o de Mayer Candelo. Después la confianza para sumarse al ataque y regresar a su posición de marca con dinámica. Y finalmente, el desafío a los prejuicios y a los murmullos de la tribuna para pisar el área. Y poner un pase de cabeza preciso para Maxi Núñez que con derecha rompió el empate ante un duro Medellín. Y más tarde, para recordar que tiene cosas de crack. Gambeta al portero Antony Silva y definición preciosa con ángulo cerrado con pierna derecha.

Golazo, redención y la clasificación a un paso. El abrazo con Lunari. El Campín aplaudiendo de pie. El desahogo consumado. Millonarios ganó 3-1. Se ilusionó muy temprano con el gol de cabeza de Román Torres a los dos minutos. Se desesperó con las opciones que desperdició Fernando Uribe y se angustió con el empate de Cristian Restrepo de tiro libre que dejó comprometido al arquero Nicolás Vikonis.

Pero Robayo mostró el camino. Asistió a Núñez que puso el 2-1 y luego cerró su mejor noche con un golazo. Con 31 puntos, Millos tiene muy cerca el cupo para los cuartos de final.

"Me siento muy bien, Estoy contento porque he aportado. No es fácil jugar aquí, pero trabajé hasta último momento para tener la oportunidad de jugar", le dijo Rafael a WIN Sports.

Robayo salió limpio del barro y se llevó los aplausos.