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NACIONAL

Un Nacional en construcción mostró su cara más terrenal

El equipo verde cortó una racha de 14 títulos que inició en 2011 con 'Sachi' Escobar, incluyó la Libertadores de Rueda y terminó con la Copa Águila con el 'Arriero' Herrera. Este año, en blanco.

Actualizado a
Patricio Cucchi tras la eliminación de Atlético Nacional.
AS ColombiaDiario AS

El fracaso en los cuadrangulares representó más que resignar su opción de final. Fue para Atlético Nacional concluir con el ciclo más exitoso de su historia. Cerrará el 2019 sin títulos. Y lo hará en medio de una decepción porque el equipo de Juan Carlos Osorio maquinó desde un inicio conquistar algo entre la Copa Águila y la Liga II.

No se le dio. Se quedó sin Copa Libertadores y con la vitrina en 16 trofeos entre una sensación de amargura, pese a que su entrenador declaró: "Mago no soy, no prometí título".

Pese a la eliminación, este proceso entregó algo de esperanza después de las pálidas gestiones de sus antecesores. Nacional tuvo momentos importantes durante el semestre. Entre ellos las goleadas a Medellín con dominio absoluto y contundente, que incluso llevaron a que David González afirmara: "Me le quito el sombrero a Osorio".

No ganarle a los grandes como Junior, América, Millonarios y Cali marcaron esta campaña, en la que finalizó el 'todos contra todos' como líder con 35 puntos y tres derrotas, para hacerse a un lugar en la Copa Sudamericana 2020. A partir de ahí se hizo candidato al título, después de su eliminación en la Copa, porque en medio de altibajos fue el mejor de esa primera fase.

Ya en cuadrangulares la historia fue diferente. Osorio determinó que su equipo se movería entre el fútbol directo y el fútbol elaborado. Cambios mucho. Se hizo indescifrable. Incluso para sus propios jugadores. Sorprendió con algunos ajustes como jugar con dos nueves (Cucchi-Barcos), utilizar a Candelo como centrodelantero y poner a Baldomero detrás de Barcos para hacerlo un "volante llegador".

Durante este semestre Nacional no alcanzó consistencia al estar en fase de construcción. En varias oportunidades cambió mucho de un tiempo a otro, y no pudo gobernar por completo un partido. Quizá el 3-1 frente a Cúcuta y uno de los clásicos paisas. Esa constante se dio por algunas lecturas equivocadas del cuerpo técnico, que lo obligaban a replantear.

También hubo decisiones técnicas equivocadas. "Me equivoqué en la confección del equipo", dijo el DT tras resbalar con Junior. Le dio muchas chances a jugadores como Barcos y Baldomero, entre otros, y prescindió de fichas como Neyder y Gómez. Éste último le probó ante Tolima que mereció más minutos.

Por otro lado, en el arco no apareció un portero gana partidos. Si bien Cuadrado remató bien el torneo y fue clave para evitar un papelón en el Metropolitano, no fue determinante. Quintana registró pocos minutos y debió cumplir con los llamados de Queiroz. Pero no envió señales claras.

En medio de la frustración por no conseguir ninguno de los dos títulos, hubo ganancia en varios segmentos. Con Muñoz tiene mucho para ilusionarse, al ser el refuerzo más rendidor y una ficha comprometida y polifuncional. También surgió una mejor versión de Mafla con obligaciones distintas y en sectores de campo impensados en el pasado.

Candelo también se unió al combo de rendidores bajo este periodo, que también tuvo momentos de calidad de Vladimir pese a sus lesiones. Rovira puso un punto alto y hay esperanza con los dos últimos juegos del 'Indio' Ramírez. "Parece que va a dar el salto de calidad", indicó Osorio sobre el volante.

Los extranjeros fueron un punto bajo. Tienen su cuota de responsabilidad en la poca efectividad que dejó a Nacional fuera de la final. Ceppelini es el único que toma algo de distancia de Barcos, 'Tino' y Cucchi, pero no fue un jugador indiscutido para Osorio que empezó su segunda era con un equipo que no era favorito por su antecedentes recientes, pero que estaba llamado a figurar con jugadores de talento como Jarlan, que terminó en bajo rendimiento.

Para el próximo año, la escuadra verdolaga tiene muchos aspectos por mejorar, pero el cuerpo técnico ya sembró una semilla que en algunos aspectos que pueden dar frutos en medio de la crisis económica que vive el club. Necesita ajustes en varias líneas, entre ellas la defensiva porque Henríquez está a muy poco de su retiro y Bocanegra necesita un relevo para volver a ser esa máquina ganadora que el propio Osorio armó en su primer ciclo.

Los años gloriosos

Los verdolagas no pararon de ganar desde el 2011, en un ciclo que abrió Santiago Escobar con la estrella 11. Continuó una era privilegiada que lideró precisamente el exseleccionador de México al hacer tricampeón al club (I-2013, II-2013, I-2014) y completar su palmarés de seis títulos ganando en dos ocasiones la Copa Postobón (2012 y 2013) y la Superliga 2012.

Fue una época de fútbol efectivo, rotaciones y de dominio absoluto del FPC con el talento de hombres como Edwin Cardona, Sherman Cárdena y Macnelly Torres. Alcanzó para jugar la final de la Copa Sudamericana ante River Plate en 2014. El proceso se respetó y dio réditos.

Un año después, cuando el 'Míster' parecía irremplazable y la afición aceptó su particular forma de gestionar al equipo, llegó Reinado Rueda a completar el salto de calidad con su amplia experiencia. El vallecaucano también ganó seis títulos, entre ellos la flamante Copa Libertadores en 2016 con piezas como Franco Armani, Alexis Henríquez, Sebastián Pérez, 'Lobo' Guerra, Marlos Moreno y Miguel Borja.

En 2015 se quedó con el Finalización para darle entrada a su capítulo más célebre al ganar Superliga y Copa Águila en 2016, que se sumaron a la gloria continental con el título de la Libertadores y la final de la Sudamericana, no disputada por la tragedia de Chapecoense. En 2017 consiguió la Recopa Sudamericana y el Apertura, la despedida de Rueda.

Pasaron sin pena ni gloría Lillo y Almirón, este último perdió dos finales (Superliga con Millonarios y Liga I-2018 con Tolima). Y el último título fue de Copa Águila 2018 durante el interinato de Hernán Darío Herrera, que lo salvó de pasar en blanco y dio entrada a la cortísima era de Autuori.