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Juegos Centroamericanos

Vásquez, de mensajero en Bogotá a capitán de Selección

El capitán de la campeona en los Centroamericanos y del Caribe, repasó desde que trabajaba en el barrio Restrepo. Su padre es de tradición zapatero, y analista de futbol por vocación.

Actualizado a
LarryVásquez,capitán de la Selección Colombia, que ganó la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018.
Twitter: @larryvasquez_19

“Mi papá dice que no fue profesional, por falta de recursos y de oportunidades. Es zurdo, chiquito, calidoso; muy conocido en nuestro pueblo; tiene 52 años. Se llama Omar Vásquez, al igual que mi hermano. Jugaba como media punta. Él se la pasa escuchando la radio y viendo programas de fútbol. Siempre lo llamamos antes y después de los partidos, para que haga los análisis. Nosotros le decimos ‘Carlos Antonio Vélez’. Su trabajo siempre fue el de cortador de moldes de zapatos. Los sábados, él nos llevaba al trabajo y nosotros le ayudábamos a marcar puntos. Íbamos el sábado porque era el día de los pagos (risas)”, cuenta Larry Vásquez Ortega (El Zulia, Norte de Santander) sobre el bastión de la familia, de quien adoptó el trabajo sin desmayo.

Larry, valora que cuando trabajaba de 7 de la mañana a 7 de la noche, de “todero”, en una empresa de marroquinería en el barrio Restrepo en Bogotá, comprendió el esfuerzo que hicieron sus padres -Luz Amparo y Omar- para que él junto a su hermano Omar (hoy jugador de Rionegro Águilas) pudieran cumplir sus ideales de vida. Aunque el fútbol le llegó de forma extemporánea a quien jugará la presente temporada con el América de Cali, y fue uno de los dos mayores que tuvo la Selección Colombia Sub-21 que este martes logró la medalla de oro -por tercera vez en la historia- en fútbol masculino de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Con 19 años y sin procesos formativos de base, logró superar una prueba en Expreso Rojo, luego de haber reprobado un proceso semejante con Millonarios. Entonces Larry, renunció al estudio y al trabajo como mensajero en pos de calmar la melancolía que le generaba ver a su hermano jugando con Millonarios. Debió hacer un curso acelerado: más horas de entreno, más continuidad en el gimnasio, más tiempo con el balón; más exigencia. “En un año, hice como el equivalente a tres. Luego me llevaron a Compensar. Jugué el Sub-20 y al siguiente año, me pasaron a la profesional de Academia, hasta que vendieron el equipo a Llaneros y los contratos de algunos jugadores”.

No la pasó bien en Llaneros, en una etapa que considera “una concentración de seis meses” aislados en una finca a 15 minutos de Villavicencio, pero que le dejó como agradable recuerdo, la amistad con el lateral de la Selección absoluta de Colombia Johan Mojica. Fue cuando Larry recurrió al auxilio del técnico Arturo Reyes, quien lo dirigió en Academia Compensar, luego lo llevó a Patriotas, donde Larry estuvo durante 5 años y terminó siendo el capitán, en un proceso que incluyó la primera clasificación del equipo de Tunja en el grupo de los 8, la clasificamos a la Copa Sudamericana, y el arribo hasta la Semifinal de Copa Águila, hasta que en septiembre de 2017 lo vendieron a Tigres de México. Reyes, recientemente se reencontró con Larry. Lo seleccionó para competir con Colombia en los Centroamericanos con sede en Barranquilla, y celebraron la presea dorada.

“El fútbol para mí ha sido un milagro, el sueño que me tocó vivir en el tiempo de Dios, y todo es especial, porque fue lo que soñé. Cada que estoy cantando un himno, recuerdo las tantas veces que me tocó estar en las tribunas. Vivo agradecido con Dios y con mi familia: mi hermano, mi madre que es una guerrera de Dios y siempre está en oración, mi papá, y mi novia, Andrea, con quien llevo más de 3 años, y ha estado conmigo en los buenos y malos momentos”, comentó el volante de 25 años en diálogo con AS Colombia.

¿Qué genera ser el capitán de la Selección Colombia?

“Es una gran responsabilidad. En este caso me tocó a mí por ser el de más experiencia en el grupo. Se les debe dar una voz de aliento, de liderazgo a los compañeros. Es un privilegio haberlo portado en estos Juegos Centroamericanos, con este gran grupo, que me acogió de forma especial. Seguramente, muchos de los que estuvieron en esta Selección, harán parte del proceso hacia el Mundial de Catar 2022, porque hay mucho talento y con una habilidad impresionante”.

¿Se ilusiona con tener el brazalete en una Selección de mayores?

“Siempre. Son sueños que se convierten en objetivos. Sé que falta mucho trabajo y cosas por mejorar, pero siempre va a haber la esperanza de vestir los colores de la Selección de mayores y de ser capitán”.

¿Quién en esta Selección lo sorprendió por su calidad técnica?

“Yo no los conocía y lo hice durante los 21 días que compartimos, y desde los arqueros hasta los delanteros, mostraron muchas habilidades. Pero siempre hay el diferente, que engancha, que es habilidoso, y eso lo hacía Enamorado. Quedé sorprendido de ellos, como futbolistas y como personas. El ‘profe’ Arturo Reyes plasmó en el grupo la cohesión. En lo personal, fue una experiencia única, en la que aprendí mucho de mis compañeros. Fuimos una familia. El grupo se unió en función de lograr un objetivo, que era conseguir la medalla de oro. Nosotros vinimos a trabajar y a ser campeones, y Barranquilla se lució con estos Juegos”.

Su paso por México: “A pesar de que no jugué mucho, aprendí. Allá se vive un fútbol muy bonito, pasional; más rápido, directo, que obliga a tomar más decisiones rápidas y a mejorar la técnica del pase y el control. Con Tigres tengo contrato hasta el 2020”.

América, su nuevo club: “Estaba buscando continuidad y llegó la propuesta del América, a través de mi representante ‘Pilo’ Marín. Me convenció, porque es un reto grande, con un equipo histórico. Y mi mayor expectativa es ser campeón. Vengo al América a ganar, a demostrar trabajo, disciplina, a dar todo de mí como futbolista y como persona; y con mucha motivación”.