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Fútbol colombiano

Lillo revela detalles íntimos de su amistad con Maturana

El español contó que revisaba los mensajes que Arrigo Sacchi le enviaba a 'Pacho' por fax. "Para mí fue un precursor y me motivó a construir cosas", dijo sobre el DT del Once Caldas, rival de Nacional.
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Juan Manuel Lillo es el DT de Atlético Nacional.

Con un podría estar “cien horas hablando de Pacho” mostró su admiración. La expresión de su cara no solo respaldó esa frase, sino que evidenció el tamaño de una amistad que nació en España cuando uno ya era dueño de un estilo, y el otro apenas despuntaba como entrenador.

Y es que Juan Manuel Lillo no se dosificó al momento de hablar de Francisco Maturana. Lo presentó como algo más que un mentor al reconstruir a partir de anécdotas una relación alimentada por el deseo de ir un paso adelante en el fútbol.

“Lo conocí cuando estaba en Valladolid. Yo estaba entrenando al León en aquel momento. Iba a verle entrenar. Después él terminó viniendo a León a hacer lo mismo, algo que no todo el mundo lo hace”, contó el español, quien se reencontrará con su amigo en el Caldas-Nacional que disputarán el lunes (7:45 p.m.) en el Palogrande.

Luego, al intentar desmenuzar conceptos sobre Maturana, indicó que “la cercanía ha sido tal que me cuesta hasta decir cualquier cosa”.

Pero al trasladarse a esas experiencias en suelo ibérico fue inevitable que soltara más detalles del vínculo. Incluso recordó la fallida llegada del entrenador colombiano al club merengue que involucró al serbio Radomir Antic.

“Él había firmado con Real Madrid, pero como es un señor no hizo rehén del pacto al presidente de entonces que era (Ramón) Mendoza cuando las cosas cambiaron. Me tocó vivir todo eso cerca de él”, contó Lillo.

No fue lo único que contó. La cercanía del duelo con el ‘blanco blanco’ de Maturana lo hizo además evocar momentos que reflejan la dimensión que tiene el chocoano en el fútbol mundial, algo que pocos reconocen en Colombia.

“Yo iba a su casa y me decía: ‘tú que estás loco del fútbol, mira todo eso que me mandan’. Eran un montón de fax, metros y metros que le mandaba Arrigo Sacchi con tareas de entrenamiento para que Pacho le diera no sé si el visto bueno, pero era como ‘oye, valídamela, ofréceme algo nuevo’. ¡Arrigo Sacchi buscaba a Pacho!”, narró Lillo.

Dueño de un estilo

En ese momento, el ahora DT de Nacional, según su relato, disfrutaba detrás de la potería del Valladolid escuchando a René Higuita: “Conceptualmente era una maravilla”, subrayó al recordar a ese portero líbero que maneja línea por línea y le anticipaba a sus compañeros lo que iba a suceder.

Ahí, en esos espacios junto al hombre que patentó el ‘toque-toque’, detectó que en aquel momento “se validó un estilo de juego” a partir de ese partido de Nacional con el Milan, “un culto a orientar a los rivales hacia afuera para presionar y hacer el agraden”.

“Él (Maturana) construyó una forma de jugar muy personal, muy propia dentro de un estilo que se estaba llevando en aquellos tiempos”, sentenció.

Lillo también recordó que en aquella época recibió de manos de Pacho unos manuscritos de un entrenador baloncesto, pues el colombiano ya estaba intentando “focalizar” cosas del pressing que partían de básquet.

“Para mí fue un precursor y me motivó a construir cosas”, enunció el español, quien no siente que el domingo se enfrente a su amigo, pues serán los jugadores lo que resuelvan el pulso en el campo.

Ahora que se encuentran en momento similares, cuando los dos intentan construir sus proyectos con Nacional y Once Calda, Lillo valoró lo que busca hacer el chocoano, pese a que los resultados no lo han acompañado en su regreso al FPC.

“Me parece un buen equipo, que sabe lo que quiere”, dijo sobre el cuadro albo, del que destacó su oficio sin desligarse del afecto que siente por su colega y amigo. Y aunque la tabla de la Liga no lo respalda por estos días, el estratega vasco sentenció sobre Maturana que “su capacidad profesional está fuera de toda duda”.

Agregó, además, que al Once Caldas “lo lidera una persona que, aparte de quererla mucho, me ayudó una barbaridad cuando tenía tan solo 25 años”.