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Mientras Millonarios sin tener velas en el entierro, pensaba solamente en ganar los tres puntos en el clásico bogotano, su rival Santa Fe, intentaba "apagar el incendio" por un conflicto surgido en una práctica. 

A ningún jugador, que yo sepa, le gusta ser suplente. Por supuesto que existen excepciones y algunos se acostumbran a estar en el banco y con que les paguen sus salarios, basta.

Otros, como en este caso Omar Pérez, comprenden el asunto de forma distinta. Cierto es que enfrentar dos equipos con titulares y suplentes, es de común ocurrencia. En el caso de Pérez, se sintió discriminado porque no alcanzó lugar entre los 22 jugadores. Lo enviaron a jugar fútbol-tenis con Anchico que figura en plan de recuperación. Es decir, que para el cuerpo técnico, Omar Pérez no estaba al ciento por ciento en sus condiciones físico-futbolísticas.

El jugador tendrá otra versión y explicación, mientras el técnico Pelusso, decidió renunciar. Una tempestad en un momento inadecuado. El equipo está en Copa y en el torneo local. Cuando se marchó Gustavo Costas, más se demoró su caso que su reemplazante, como resultó Pelusso. Ahora, mientras llegan hojas de vida y recomendaciones. Hernán Torres, gana espacio para ocupar el puesto de Pelusso. 

Para el partido, Santa Fe encargó a Agustín Julio de la dirección técnica. Es decir de arquero que fue, pasó a administrador-gerente y en horas le dieron título de técnico interino o encargado. Al menos conoce bien el plantel.

Toda esta novela concluyó en una derrota ante Millonarios, con dos goles, uno en ejecución magistral de Silva al cerrarse el primer tiempo. Después Estrada transformó una pena máxima y los azules ganaron bien su juego, porque fueron más consistentes, mientras Santa Fe, peleaba más que jugaba, sin que la derrota fuese dramática, porque la novela, la resolverá el señor Pastrana.

Lo claro, es que ninguno de los dos regresa. Ni Pérez ni Pelusso. Cada uno por aparte, afectó con su comportamiento y decisión al equipo como tal.

Millos ajeno al problema, estuvo más sereno, no brillante, pero con un compromiso que se avecina importante, pues el rival será Nacional. Allí se calibrará el momento real de los azules.