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Sueños hechos realidad

Dani Alves, el niño que cosechó sueños y hoy recoge éxitos

Alves se formó en la granja de sus padres en donde aprendió a cultivar semillas y a cosechar sueños. Hoy recoge los frutos de una exitosa carrera.

BogotáActualizado a
Dani Alves, el niño que cosechó sueños y hoy recoge éxitos

Hay seres humanos llamados a ser triunfadores en la vida. Nacieron con el gen del éxito. Es algo innato, aunque claro, eso no te garantiza cumplir tus sueños. También hay que trabajar para hacerlos realidad.

Dani Alves, el niño que cosechó sueños y hoy recoge éxitos

Ese es el caso de Dani Aves. Un brasileño que desde niño soñó y se propuso ser grande. No está de más decir que lo consiguió, y de qué manera.

Pareciera que la gloria, es más gratificante cuando el camino es más difícil. Alves sabe que es eso. Su infancia no fue la ideal. De pequeño, se dedicó a ayudar a su padre en la agricultura de la hacienda en la que vivían, cerca de Juazeiro, ciudad del estado de Bahía. En sus primeros años, aprendió algo primordial en la vida; Tienes que cosechar para luego recoger los frutos.

Junto a su padre, Seo Domingos, plantaba melones, tomates y cebollas. Alves se forjó en el campo, un lugar que se encarga de formar férreos trabajadores y que permite madurar con más rapidez. Todos los días se levantaba a las cinco de la mañana, para trabajar la tierra y ayudar a sus papás en lo que necesitaran.

Pasó por momentos difíciles. Cuando la comida escaseaba, tenían que cazar palomas silvestres para poder comer carne en casa. Con su papá se encargaba de elaborar las trampas y capturar la comida.

Pero, es importante aclarar, el jugador asegura que, a pesar de todo, era feliz y no se permitía dejar de soñar. En sus ratos libres, se dedicaba a visualizarse como un triunfador. A la medida de sus recursos, armaba un balón, con bolsas de plasticó o calcetines, y un arco en la tierra con zapatillas en los costados. Su mayor alegría era gritar 'gol'.

Él se convenció desde chico que algún día alcanzaría la gloria. Cuentan sus hermanos que desde los 6 años, Alves escribía su nombre en diferentes lugares de la casa y en cuadernos, argumentando que estaba practicando su firma para cuando fuera famoso. Un visionario completo.

Los sueños no solo hay que soñarlos, hay que hacerlos realidad y de eso era consciente Dani. Pero no era fácil. Cuando empezó a practicar, era complicado desplazarse a las instalaciones deportivas en Juazeiro, pero su convicción era más grande que las dificultades.

Su padre, ídolo de Alves, es un gran aficionado al fútbol y creó un equipo en la zona, el Palmeiras Salitre, en el que su hijo practicaba con rivales mucho mayores que él. Poco a poco, el jugador empezó a formarse y a encontrar, tras empezar como extremo, su posición en el campo como lateral.

Tuvo que dejar su casa y se fue con sus cuatro hermanos a vivir a Juazeiro, en donde ratificó que el fútbol era su destino. Fue escalando. A los 13 años llegó a las inferiores del Esporte Clube Bahia y dos años después, jugaba en el equipo B del club. Fueron momentos complicados para el jugador, pero nunca desistió.

Dani espero con paciencia y la vida le brindó una oportunidad única y él la supo aprovechar. Cuando se preparaba para un viaje con el equipo B, le llegó la noticia de que el técnico de equipo profesional de Bahia, Evaristo Macedo, lo necesitaba para que se uniera al primer equipo.

Él no lo creía. Le llegó su momento de debutar como profesional, en el año 2001. Su primer sueño hecho realidad. Y vaya que lo hizo a lo grande. En su primer juego, frente al Paraná, Dani puso una asistencia para gol y le cometieron un penalti. Jugó un partido extraordinario. Tanto así que al final la gente aclamó: ¡Daniel titular! ¡Daniel titular! ¡Daniel titular! La historia que viene después, es conocida por todos. Llega al Sevilla, luego al Barceclona y se convierte en uno de los mejores laterales derechos del planeta en los últimos 10 años. Además, en multicampeón.

Alves cosechó sueños y recogió éxitos. Nunca desistió en sus convicciones, a pesar de los obstáculos del camino. Hoy firma autógrafos en todo el mundo, como lo soñó cuando apenas tenía 6 años. Los sueños no solo hay que sonarlos, hay que hacerlos realidad.

"Mi padre siempre fue mi referencia. Pude realizar mi sueño de ser futbolista y sé que él está orgulloso de mí", cuenta Alves.