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La jugada en el TAS le sale redonda al Real Madrid

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Sobre los movimientos contractuales del Real Madrid pesaba la nebulosa de la resolución del Tribunal de Arbitraje Deportivo, tras la sanción de la FIFA, que impedía al club participar en dos ventanas de fichajes (enero y verano de 2017) y le colocaba en el difícil trance de maniobrar en condiciones precarias frente a sus grandes adversarios europeos. Clubes de la magnitud del Real Madrid no pueden conceder un milímetro de ventaja en el mercado, no digamos la distancia sideral que significa un año y medio de parálisis por orden administrativa. La decisión del TAS, que revoca buena parte de la sentencia de la FIFA y permite al Real Madrid entrar en el mercado de fichajes del próximo verano, es un éxito de primer orden para el club, que termina el año con éxitos en todos los órdenes.

A la victoria en el Mundial de Clubes y a la saga de 37 partidos sin derrotas, el Madrid añade la mejor situación posible en el tablero de fichajes. Desde afuera, parecía que gran parte de la gestión de los últimos meses había dependido de la sanción de la FIFA, recurrida por el club madrileño ante el TAS. El Madrid siempre mantuvo que no había caso y defendió su honorabilidad en todas las cuestiones relacionadas con la tramitación de fichas de varios jugadores menores de 16 años, que según la FIFA no se ajustaban a su código de protección juvenil.

El asunto tenía miga y grandes consecuencias. Hace tres años la FIFA sancionó, y el TAS ratificó, al Barça por un asunto aparentemente similar. Los fichajes de Luis Suárez, Bravo, Ter Stegen, Rakitic, Mathieu y Douglas se aceleraron por obligación. Durante los 18 siguientes meses, el Barça podía hacer fichajes “en conserva” pero sin posibilidad de utilizar durante varios meses a los jugadores contratados. Fue el caso de Arda Turan y Aleix Vidal, cuya integración posterior no ha sido precisamente sencilla.

El Madrid reaccionó a la sanción de la FIFA con una prudencia inusual en el mercado de verano. Adquirió a Morata y vendió a Jesé. Para un club sin posibilidad de fichar a jugador alguno durante un año y medio, la tranquilidad de la entidad se antojaba controvertida, o cuando menos extraña. La gestión de los cuatro siguientes meses ha privilegiado la renovación de los contratos de sus grandes astros, incluidos los más veteranos, por largos periodos de tiempo. Por una parte se aseguraba la continuidad del equipo, se mandaba un mensaje nítido al mercado (“nuestros jugadores permanecerán en el Real Madrid”) y se empezaba la travesía del desierto de fichajes con una plantilla de enormes garantías.

El único problema era la veteranía de varios jugadores: Cristiano, Sergio Ramos, Modric llegarían al verano de 2017 con más de 32 años, Benzema y Keylor con más de 30 y muchos jugadores estarían afectados por contratos de larga duración. Esta duda sería casi irrelevante si el TAS daba la razón al Real Madrid, como así ha ocurrido. En este aspecto el club y sus servicios jurídicos han alcanzado un éxito espectacular.

Lejos de salir trasquilado en un caso donde el TAS casi siempre ha dado la razón a la FIFA, el Madrid ha emergido en mejores condiciones que nunca. Tiene cerrados todos los contratos que deseaba, puede comprar y vender cuando quiera (la sanción en el próximo mercado de enero es intrascendente para un club de las características del Madrid) y están en las mejores condiciones para gestionar la situación de jugadores como James o Isco, cuyas situaciones estaban mediatizadas por el año y medio de sanción de la FIFA. Al Madrid le ha salido una jugada redonda.